Jiangsu Suning F.C. y el fútbol que se fue

Actualidad 30 de marzo de 2021 Joaquín Rabaglio
jiangsu

Quedan 7 minutos sin respiro. Hace 37 que el Jiangsu está 2-1 arriba y tiene un jugador más. Sabe que la suerte en la recta final del partido vale más que la táctica. Decide presionar alto y alejar al último campeón Guangzhou de su arco. La presión surge efecto, se gana un córner y juegan donde quieren. La pelota permanece dividida en área contraria. El azar se evapora con el pitido final. Jiangsu Suning es triunfador por primera vez en su historia. Todas las cámaras enfocan a Alex Teixeira. Amo y señor de una final que se jugó a su ritmo.

El 20 de abril comienza la nueva edición de la Superliga China. Sin embargo, el último vencedor, emparentado al Inter F.C de Italia, quebró. Su historia resume los cambios que se vienen en una liga tan incierta como atractiva.

Desde ser un club fundacional de la liga en 1994 hasta el 12 de noviembre de 2020 pasaron 16 años y 5 nombres distintos. En todos ellos siempre estuvo una palabra, Jiangsu. Claro, nunca se movió de allí, de aquella provincia del este. Más precisamente desde su capital, Nanjing. 

La escuadra, que comparte dueños con los “Nerazzurri”, es la representación de las transformaciones que afronta en la actualidad el balompié chino con más de 10 equipos desafiliados entre las tres primeras categorías por falta de pago. Con una deuda de 67 millones de dólares, el J.S.F.C. se declaró en bancarrota en enero. A pesar de fijar su precio en un centavo, nadie se hace cargo de esta suma. Debido a esto, ha dejado de existir como institución y no podrá defender la corona en el próximo torneo.

Allí desembarco Alex Teixeira en 2016, con un fichaje record -50 millones de euros- en medio del boom financiero de la Superliga China, proveniente del Shaktar Donetsk ucraniano, y con 22 de goles en 55 partidos en la selección brasilera. Peinados extravagantes, 1,74 mts de altura y la 10 en la espalda, hacen que quien lo vea se ilusione al instante y espere de él alguna jugada, que se motive a comentar, ¿viste lo que hizo este tipo?

Eso es lo que sucedió en la final, allí se encontraban el poderoso Guangzhou con Paulinho- ex Barcelona- como figura y Fabio Cannavaro – Campeón Mundial 2006 y Balón de Oro del mismo año- como DT. El defensor del título llegaba a la final como el máximo candidato y todo el pueblo chino creía que la historia se repetiría. Salvo por esa marea azul de hinchas, que hacen creer por momentos que el rio Yangtsé ha inundado la ciudad. 

Hasta el estadio olímpico de Nanjing se aceraron hinchas de ambos clubes, limitados por la situación epidemiológica que atraviesa al mundo. Desde la cabecera Roja se agarraron la cabeza cuando el marcador de punta, Zhang Linpeng, tocó la copa al salir al campo del juego, invocando a la mala suerte. Desde la azul, fue el primer signo que ese sería el día.

El trio brasilero Miranda-Teixeira-Eder era la principal esperanza de Jiangsu, la columna vertebral.  Junto con el capitán y volante central Xu Xi, sostuvieron el empate a cero en el partido de ida y tenían la posibilidad de consagrarse en su casa. La ilusión se mide por el resultado. Durante esos 90 minutos Teixeira sabía que todo estaba en sus pies: la decepción o el amor eterno se resumían en aquel partido. En el minuto 44’, comandó un contrataque partiendo desde su propia área. Eder a la izquierda, un jugador rojo lesionado en su ímpetu por derribarlo y dos defensores esperando que no avance hacia el arquero. El engaño, arma fundamental de futbol, y que trajo desde Rio de Janeiro, le permitió simular un tiro desde lejos para que el defensor intente taparlo y con un simple enganche- no una simpleza- pasar la pelota entre sus piernas. Se va mano a mano y lo derriban en la puerta del área. Los azules se ahogan, cambian gol por penal. Gritan. Interviene el VAR. Tiro libre en la puerta del área, expulsión para el numero 36 He Chao. Eder, integrante del trinomio cambia el tiro libre por gol y final del primer tiempo.

En 2016, cuando el presidente Xi Jinping anunció el plan de desarrollo a mediano y largo plazo del futbol chino, con el objetivo de ser una potencia en 2050, el capital privado se volcó con decisión a los diferentes clubes de futbol chino. Ilusionados con la posibilidad de un gran negocio, fue la liga que más dinero uso en transferencias en el invierno de 2017 -450 millones de dólares-. ¿Qué cambió de un tiempo a esta parte? La diferencia entre la inversión y la ganancia es muy grande tanto en lo económico como en lo deportivo, además de endeudados, no han tenido éxito a nivel internacional. En enero de este año, la superliga dispuso un tope salarial para extranjeros de 3 millones de euros anuales y 1 millón para nacionales, con el objetivo de un crecimiento más real y sostenido.

Salen los equipos al segundo tiempo y a los dos minutos, Teixeira contra 3 rivales, más cerca del área local, más cerca de su hinchada.

La picardía le hace quedarse con la pelota después de un pase largo. Acomoda el balón para la zurda, abre el pie y gol. Todo encaminado hasta que, a los 60 minutos se produce una mala salida del arquero y un cabezazo de Whei Shiao pone el 2-1. Guangzhou ataca y no encuentra lo que busca, suenan bombos, nadie canta, solo golpes a un parche que demuestran la ansiedad. La final, se cierra con un abrazo entre el capitán y Teixeira. Ahí están ambos, dándole a la ciudad un título por primera vez en su historia.

Teixeira, se fue “libre” y busca club. No sabe si Europa, Brasil u otra parte del mundo alojará lo que queda de su carrera. En un año se nacionalizaba y podría jugar para la selección oriental. Con el tope salarial, estas estrellas son parte del pasado. La Federación China ha decidido dar un giro en cuanto al modelo de gestión deportiva y esta es su principal muestra. Campeón extinto, figura exiliada, pero con la seguridad de poder contarle a cualquier persona que una vez se vistió de héroe en un club que, en su último aliento, respiró gloria.

 

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