Los legados de las dinastías Xia, Shang y Zhou- I

Puentes - Arte 13 de abril de 2021 Ignacio Villagrán
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Los distintos grupos humanos buscan conocer su pasado para aprender de sus orígenes, para definirse en su actualidad, e incluso para proyectar su futuro. La cultura china ha logrado mantener una notable continuidad más allá de las innegables transformaciones históricas. En tal sentido, la historiografía china tradicional identifica varios momentos significativos en su desarrollo civilizatorio, pero probablemente las dos etapas fundamentales sean el período clásico (entre el siglo XI y III a.n.e.) y el período imperial temprano (s. III a.n.e.- III e.C.). Ambos son los momentos de conformación y consolidación de gran parte de los principales rasgos culturales, sociales y políticos que permiten identificar a esta civilización con más de 3500 años de historia registrada. 

Un aspecto importante de esta continuidad es la idea de un pasado remoto en el cual se habían establecido los principios de buen gobierno. La impronta de las primeras formaciones políticas organizadas se expresa en las numerosas referencias a las “Tres dinastías” —Xia (trad. 2100-1600 a.n.e.), Shang (c. 1600-1050 a.n.e.) y Zhou (c. 1050-256 a.n.e.)— que aparecen en los textos clásicos casi como sinónimo de orden y buen gobierno. Algunos especialistas han querido identificar los restos arqueológicos de la cultura Erlitou tardía con la dinastía Xia basándose en la superposición geográfica, en los restos arquitectónicos y en la continuidad en el diseño de algunos artefactos rituales. Es también importante el rol que juega la incorporación de la dinastía Xia a la historiografía del período Zhou, y su permanencia en los registros de períodos posteriores. Cabe notar que, si bien existe un debate sobre la historicidad de la dinastía Xia, lo cierto es que las elaboradas piezas en bronce y jade del período Shang evidencian un desarrollo tecnológico anterior que da cuenta de una cultura material avanzada y de una sociedad políticamente organizada. Sin embargo, es difícil corroborar la existencia de esta dinastía a partir de los restos arqueológicos, en parte por la difusión de las técnicas de fundición de bronce desde un período temprano, lo cual no habilita a asumir una correspondencia entre la formación estatal de Xia con el desarrollo de la metalurgia.

 La producción de obras de arte en bronces, jades y terracota ha sido una de las características más salientes de la civilización china desde sus configuraciones más tempranas. Como sugiere K.C. Chang, en su libro Arte, mito y ritual: El camino a la autoridad política en la China antigua, Buenos Aires: 

“Si bien durante la Edad de Bronce los instrumentos agrícolas continuaron siendo elaborados en piedra, madera, cornamenta y hueso, es evidente que el bronce se usó para la fabricación de armas, de equipamiento ritual (vasijas para la comida, vasijas para el vino e instrumentos musicales), de algunos ornamentos y de herramientas de carpintería tales como el hacha la azuela y el cincel.” 

Las primeras dinastías históricas en China, Shang y Zhou, han legado a la posteridad una impresionante cantidad de objetos en bronce y jade de gran sofisticación estética y calidad técnica. Las dinastías imperiales que surgieron a partir de finales del siglo III a.n.e. continuaron esta tradición, aprovechando la riqueza mineral del territorio chino y los avanzados conocimientos que poseían sus artesanos de las técnicas metalúrgicas.

 La dinastía Shang es la primera de la cual tenemos registros escritos contemporáneos en la forma de inscripciones en huesos oraculares, incisiones de carácter adivinatorio y propiciatorio que se hacían sobre las escápulas de bovinos o en la parte inferior de los caparazones de tortuga. Estos primeros registros textuales, junto con los numerosos hallazgos arqueológicos en los dos últimos siglos, han permitido a los especialistas tener una aproximación más informada a las prácticas sociales y religiosas de la aristocracia Shang (Fig. 1). 


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Fig.1: hueso con inscripciones oraculares del período Shang


 Las inscripciones adivinatorias en huesos oraculares de la dinastía Shang constituyen el registro escrito más antiguo que permite dar cuenta de las preocupaciones que afligían a la realeza Shang y sobre ideas acerca de la vida después de la muerte en China antigua. Los estudios sobre los huesos oraculares muestran que existía la creencia en que los antepasados de la casa real mantenían un vínculo post-mortem con sus descendientes. Mientras que los primeros estaban encargados de velar por la seguridad de la casa real desde el mundo de los espíritus, los segundos debían mantener una serie de sacrificios para sus ancestros deificados a fin de cumplir con sus obligaciones. Aunque conviene recordar que esta práctica era exclusiva de la realeza Shang, y que no han quedado registros escritos de prácticas similares en otros estratos sociales, es posible que algunas de las características centrales de los cultos ancestrales en China hayan estado difundidas en la sociedad, sobre todo si se tiene en cuenta que varios aspectos de este sistema de creencias se mantienen aún en la actualidad.

Por otra parte, durante el periodo pre-imperial, las prácticas sacrificiales estaban ordenadas por una serie de normativas que pretendían mantener las distinciones de rango.  Los hallazgos arqueológicos del período Shang incluyen toda una parafernalia de objetos de bronce vinculados a los cultos sacrificiales que formaban parte de las prácticas religiosas de la elite. Es en este extenso período de cinco siglos que se terminan de consolidar la mayoría de los modelos de las vasijas y recipientes ceremoniales en bronce que seguirán utilizándose en las dinastías posteriores. (Fig. 2)


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Fig. 2: Conjunto de bronces ceremoniales fue supuestamente encontrado en la tumba de un noble de Zhou Occidental (1025-771 a.n.e.) en la provincia de Shaanxi

Actualmente se exhibe en el Metropolitan Museum de New York.

 La dinastía Zhou (1025-256 a.n.e.) es sin duda la que mejor encarna los ideales de la cultura clásica en China. Es el período formativo de las instituciones y de gran parte del pensamiento político, principalmente por tratarse de un extenso período de ocho siglos durante los cuales maduraron, en primer lugar, los mecanismos para el registro de la actividad humana a través de la escritura, más tarde, y a partir del siglo V, las formas de argumentación filosófica. No debe sorprendernos entonces que las instituciones y las personalidades de la dinastía Zhou aparezcan como modelo a seguir para la consolidación de la cultura tradicional.

*Extracto del Catálogo de la Muestra “Minerales del más allá, tradiciones funerarias en la China antigua”, realizada en el Museo Nacional del Norte (Cabildo de Salta), en conjunto con el Museo Nacional de Arte Oriental, UCASAL, el CEACh-FSOC-UBA y diversas instituciones chinas: Muestra Minerales del Más Allá Museo Nacional de Arte Oriental  y en la prensa

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